Capitulo I
Era
un otoño de esos en donde habían grandes rafagas de viento, donde los
árboles mostraban sus últimas hojas y algunas yacían en el suelo,
caídas, de un color café con naranja. Esta época de año le hacía sufrir un vuelco de emociones a Yvette ya que aunque adoraba este clima
frío éste le hacía recordar cosas que no eran de lo más agradable.
Yvette Holmes una joven alta, esbelta, de cabellos de oro y ojos color miel, heredados de su padre quien había muerto muchos años atrás. Trabajaba como secretaria de una empresa mediana de alimentos en las afueras de Milan, Italia. Hacía lo mismo de siempre para ir a casa y venir del trabajo, un bus de ida a la compañia y un bus de regreso a casa, pero ese día el de regreso no tomaría la ruta esperada.
Yvette Holmes una joven alta, esbelta, de cabellos de oro y ojos color miel, heredados de su padre quien había muerto muchos años atrás. Trabajaba como secretaria de una empresa mediana de alimentos en las afueras de Milan, Italia. Hacía lo mismo de siempre para ir a casa y venir del trabajo, un bus de ida a la compañia y un bus de regreso a casa, pero ese día el de regreso no tomaría la ruta esperada.
Luego
de despedirse de David el chico del trabajo que le gustaba, de Richard
quien
era su jefe de departamento y de su mejor amiga Jeanny, a las 18:03
salió a la estación a esperar del bus de regreso a casa. Hacía un frío
de unos 13ºC y este descendería a 9ºC según oyó en la radio del trabajo.
Llevaba una gabardina beige y una bufanda que hacía juego con ella, un
par de jeans nuevos y unos botines para la ocasión. Pasaron 15 minutos
hasta que se
detuvo uno en su parada. Al subir nota que sólo llevaba unos 2 pasajeros
un
asiático de edad media con cara somnolienta, y un chico de lentes
oscuros y
gorra de los Red Sox. Tomó asiento en la primera fila para no tener que
caminar
tanto al salir. Observaba por la ventana como pasaba el camino hasta a
llegar a
casa pensando en cuan afligida estaba por una gran enfermedad que
afectaba de
su madre y como extrañaba a su padre que abandono este mundo cuando ella
sólo era una pequeña niña, debido a una fuerte infección respiratoria.
Recordaba ese
otoño de 1987 como el peor de todos. Se encontraba en uno de los otoños
con más
viento que haya recordado; el frío estaba por doquier ya que se acercaba
el
invierno y ella era una niñita de 7 años con una familia llena de
alegrías,
solía ir al parque con sus padres los fines de semana y a la pista de
hielo en
ocasiones. Iba al colegio y regularmente salía bien en sus clases, sus
padres
Joseph y Caroline Holmes llevaban juntos desde la universidad; la habían
tenido luego de haber terminado sus carreras y casarse. Sabía que su
padre
fumaba con frecuencia y era un hábito que siempre odió incluso en su
adultez,
por lo que su padre había ido al médico ultimamente a causa de un
malestar en la
garganta.
Así pasaron los meses hasta que su padre cayó en cama debido a una infección en el sistema
respiratorio, producto de la excesiva cantidad cajas de cigarro que consumía a diario. Ella estaba
muy preocupada por su padre y aunque contaba con una corta edad, ella entendía los riesgos
que este corría. Siempre hablaba con su madre si su papá mejoraría y volverían
a jugar en el parque como antes. Su madre sumida en la tristeza no sabía que
responder más que con un mar de lagrimas. Hasta que el estado del padre no
parecía mejorar, fue entonces que Caroline Holmes hablo con su hija sobre la muerte.
- Princesita
sabes que papá se encuentra muy en enfermo, ¿verdad?.
- Sí mami,
estoy muy preocupada porque se levante rápido para volver a como éramos
antes.
- Bueno
hijita, eso quisiera yo también; pero sucede que esta malvada enfermedad que
tiene papá es muy peligrosa y parece no tener cura -. Su madre comenzaba a
sollozar, recordaba Yvette sentada en su butaca del bus.
- No llores
mamá, tranquila que papá estará bien.
- No hijita,
los médicos han hablado conmigo y me han dicho cosas terribles, papá no estará
con nosotros durante mucho más tiempo.
Con agua en
los ojos Yvette comienza a llorar. - Pero mami ¿qué pasará ahora?
- Pues mi pequeña niña tu papi morirá, irá al cielo con los ángeles y se convertirá en uno de ellos.
- ¡No mamá. No! ¡No quiero! Y comienza a llorar desenfrenadamente Yvette.
Pasaron sólo 2 semanas luego de esa charla cuando el padre le llama a la cama del hospital donde se encuentra y le dice:
-
Hijita, eres la personita que más quiero en este mundo y no quisiera perderte
nunca pero esta terrible enfermedad parece no darme tregua. Quiero
decirte que te amo muchísimo y que quiero que seas una mujer muy fuerte
cuando crezcas y nunca llegues a fumar.
-
Yo también te amo mucho papá, siempre te tendré en mi corazón. Seré una
mujer fuerte así como dices, como la Mujer Maravilla, la de los comics.
- ¡Sí! Como ella, que no le teme a nada. Cuídate mucho hijita, te amo, ahora tengo que seguir descansando.
- Hasta luego papi, aún espero que te mejores.
Sólo
pasaron 3 días hasta que Joseph Holmes murió por no
poder respirar mientras dormía. Ella y su madre lloraron juntas extrañando al hombre de
sus vidas y al cual extrañaran siempre. Fue enterrado en el cementerio
de la ciudad y así fue creciendo Yvette, siguiendo el consejo de su
padre: ser siempre una mujer fuerte y sin miedo.
En
el camino a casa ella se sorprende al ver que el conductor toma un desvío
fuera del camino regular. - Hey chofer ¿qué sucede, hacia donde se dirige?
preguntó. Este no respondió sino que sonrió de una forma terrible que le
estremeció fuertemente dándole un mal presentimiento. Repentinamente el
bus apaga sus luces
internas quedando en una oscuridad total e Yvette es golpeada
fuertemente en la cabeza, cayendo así desmayada en el suelo del autobús.Continuara...
Gracias a Jeannine Rodruiguez, José Hernandez, Luissana Rivas, Emilia García, por las correciones y sugerencias. Agradecido eternamente.