viernes, 17 de mayo de 2013

Frío de Otoño.

El latido de su corazón se amplificaba en su mente al correr cada vez más rápido, en la oscuridad envolvente del laberinto donde se estaba. ¡Que iba a pensar Yvette Holmes que se encontraría en esta situación unas horas después de salir de otro día común y corriente en el trabajo!... 


                                                                Capitulo I
Era un otoño de esos en donde habían grandes rafagas de viento, donde los árboles mostraban sus últimas hojas y algunas yacían en el suelo, caídas, de un color café con naranja. Esta época de año le hacía sufrir un vuelco de emociones a Yvette ya que aunque adoraba este clima frío éste le hacía recordar cosas que no eran de lo más agradable.
Yvette Holmes una joven alta, esbelta, de cabellos de oro y ojos color miel, heredados de su padre quien había muerto muchos años atrás. Trabajaba como secretaria de una empresa mediana de alimentos en las afueras de Milan, Italia. Hacía lo mismo de siempre para ir a casa y venir del trabajo, un bus de ida a la compañia y un bus de regreso a casa, pero ese día el de regreso no tomaría la ruta esperada.

Luego de despedirse de David el chico del trabajo que le gustaba, de Richard quien era su jefe de departamento y de su mejor amiga Jeanny, a las 18:03 salió a la estación a esperar del bus de regreso a casa. Hacía un frío de unos 13ºC y este descendería a 9ºC según oyó en la radio del trabajo. Llevaba una gabardina beige y una bufanda que hacía juego con ella, un par de jeans nuevos y unos botines para la ocasión. Pasaron 15 minutos hasta que se detuvo uno en su parada. Al subir nota que sólo llevaba unos 2 pasajeros un asiático de edad media con cara somnolienta, y un chico de lentes oscuros y gorra de los Red Sox. Tomó asiento en la primera fila para no tener que caminar tanto al salir. Observaba por la ventana como pasaba el camino hasta a llegar a casa pensando en cuan afligida estaba por una gran enfermedad que afectaba de su madre y como extrañaba a su padre que abandono este mundo cuando ella sólo era una pequeña niña, debido a una fuerte infección respiratoria. Recordaba ese otoño de 1987 como el peor de todos. Se encontraba en uno de los otoños con más viento que haya recordado; el frío estaba por doquier ya que se acercaba el invierno y ella era una niñita de 7 años con una familia llena de alegrías, solía ir al parque con sus padres los fines de semana y a la pista de hielo en ocasiones. Iba al colegio y regularmente salía bien en sus clases, sus padres Joseph y Caroline Holmes llevaban juntos desde la universidad; la habían tenido luego de haber terminado sus carreras y casarse. Sabía que su padre fumaba con frecuencia y era un hábito que siempre odió incluso en su adultez, por lo que su padre había ido al médico ultimamente a causa de un malestar en la garganta. 

Así pasaron los meses hasta que su padre cayó en cama debido a una infección en el sistema respiratorio, producto de la excesiva cantidad cajas de cigarro que consumía a diario. Ella estaba muy preocupada por su padre y aunque contaba con una corta edad, ella entendía los riesgos que este corría. Siempre hablaba con su madre si su papá mejoraría y volverían a jugar en el parque como antes. Su madre sumida en la tristeza no sabía que responder más que con un mar de lagrimas. Hasta que el estado del padre no parecía mejorar, fue entonces que Caroline Holmes hablo con su hija sobre la muerte.

- Princesita sabes que papá se encuentra muy en enfermo, ¿verdad?.

- Sí mami, estoy muy preocupada porque se levante rápido para volver a como éramos antes.

- Bueno hijita, eso quisiera yo también; pero sucede que esta malvada enfermedad que tiene papá es muy peligrosa y parece no tener cura -. Su madre comenzaba a sollozar, recordaba Yvette sentada en su butaca del bus.

- No llores mamá, tranquila que papá estará bien.

- No hijita, los médicos han hablado conmigo y me han dicho cosas terribles, papá no estará con nosotros durante mucho más tiempo.

Con agua en los ojos Yvette comienza a llorar. - Pero mami ¿qué pasará ahora?
- Pues mi pequeña niña tu papi morirá, irá al cielo con los ángeles y se convertirá en uno de ellos.
- ¡No mamá. No! ¡No quiero! Y comienza a llorar desenfrenadamente Yvette.

Pasaron sólo 2 semanas luego de esa charla cuando el padre le llama a la cama del hospital donde se encuentra y le dice:
- Hijita, eres la personita que más quiero en este mundo y no quisiera perderte nunca pero esta terrible enfermedad parece no darme tregua. Quiero decirte que te amo muchísimo y que quiero que seas una mujer muy fuerte cuando crezcas y nunca llegues a fumar.
- Yo también te amo mucho papá, siempre te tendré en mi corazón. Seré una mujer fuerte así como dices, como la Mujer Maravilla, la de los comics.
- ¡Sí! Como ella, que no le teme a nada. Cuídate mucho hijita, te amo, ahora tengo que seguir descansando.
- Hasta luego papi, aún espero que te mejores.

Sólo pasaron 3 días hasta que Joseph Holmes murió por no poder respirar mientras dormía. Ella y su madre lloraron juntas extrañando al hombre de sus vidas y al cual extrañaran siempre. Fue enterrado en el cementerio de la ciudad y así fue creciendo Yvette, siguiendo el consejo de su padre: ser siempre una mujer fuerte y sin miedo.  
En el camino a casa ella se sorprende al ver que el conductor toma un desvío fuera del camino regular. - Hey chofer ¿qué sucede, hacia donde se dirige? preguntó. Este no respondió sino que sonrió de una forma terrible que le estremeció fuertemente dándole un mal presentimiento. Repentinamente el bus apaga sus luces internas quedando en una oscuridad total e Yvette es golpeada fuertemente en la cabeza, cayendo así desmayada en el suelo del autobús.

Continuara...

Gracias a Jeannine Rodruiguez, José Hernandez, Luissana Rivas, Emilia García, por las correciones y sugerencias. Agradecido eternamente.