Capítulo II
El frío del piso de la habitación, donde yacía el cuerpo de la chica recién arrebatada de conocimiento, inundaba todo su ser haciéndole temblar inevitablemente, tensaba sus músculos y le hacía doler sus huesos. La poca existencia de luz en la habitación haría dificultosa la visibilidad para quien estuviese allí dejando así de lado algún intento de escape.
Sentía como si su cabeza fuese a explotar en cualquier momento del inmenso dolor que sentía, según experimentaba la chica, dentro de su sueño llegó a sentir dolores de espalda, muñecas y tobillos por alguna presión aparente, soñó que había sido golpeada por un hombre o 3 dentro de un autobús cuando venía de trabajar pero su mente comenzó a organizar ideas y entendió que no había sido un sueño lo que había sucedido sino que realmente estaba pasando, entonces Yvette Holmes despertó de la obscuridad que nublaba su cabeza.
Se sentía agotada con el corazón acelerado como si hubiese corrido un maratón, esto hizo doler más su cabeza. Cuando abrió sus ojos no vio nada, sentía que estaba de nuevo en su sueño, pero mientras su vista se acostumbraba al entorno donde se encontraba hasta que poco a poco comenzó a distinguir, entre lo primero que vio fue una puerta dónde un hilo de luz se colaba bajo de ella y eso sería suficiente por ahora. Supo distinguir amarras en sus manos y tobillos, inhalo y sintió el aire que respiraba denso, como si la humedad del sitio le impregnara los pulmones creando una sensación de ahogo. No sabía cuanto había pasado desde el golpe y no percibía noción de tiempo alguna, podría ser de día, tarde o noche y no lo sabría.
Trató de sentarse para así no tener una posición tanta vulnerabilidad, con el pasar del momento se fijó en que el techo del lugar era bastante bajo y las paredes estaban muy cerca de sí, su pulso se aceleró, comenzó a hiperventilar y un grito ahogado seguido de una lágrima que recorría la cara de Yvette, estaba empezando a vivir su peor pesadilla.
Durante su infancia, Yvette había ido de visita al museo de arte de su ciudad junto con su clase del colegio y con la presencia de su maestra de grado, la señorita Heyz. Al principio tuvieron un recorrido guiado por uno de los empleados museo, vieron un sin fin de cosas interesantes: pinturas abstractas las cuales la pequeña niña no conseguía entendimiento alguno, pensaba que ella podría hacer algo parecido. Esculturas hechas por artistas locales y réplicas de las grandes esculturas del mundo. Había una sección especial que hacía homenaje al más grande genio artista de todos los tiempos Leonardo Da Vinci.
Como era costumbre los niños podrían recorrer el museo en parejas porque generalmente eran una clase buena calidad y se les daba ese momento de libertad, la única regla era mantenerse en la zona cercana y hacer pareja con el compañero siguiente de forma alfabética. Mientras hacían una fila y todos tomaban su compañero, la Srta Heyz recordó que la compañera de Yvette, Zara, había faltado por presentar un malestar desde hace días; por lo tanto tendría a la pequeña niña sola. Yvette siempre fue sido una de las mejores estudiantes que había tenido y con tan corta edad entendía muchas cosas que otros niños no. Como la maestra le conocía bien dejo que Yvette recorriera sola el museo, pero sin quitarle la vista de encima.
Recorrió el lugar de pies a cabeza, admiro durante minutos las pinturas y esculturas, leyó todo lo referente a ellas en todo lo que consiguió, folletos, revistas, trípticos. Ella era alguien curiosa, siempre preguntaba mucho algo que considera nuevo, le gustaba explorar y aprender cosas nuevas todo el tiempo.
Mientras curoseaba el lugar, Yvette observó que había un lugar alejado donde no entraba nadie, parecía estar fuera de la exhibición. Entro en la habitación y vio que todo estaba desarreglado, las pinturas estaban cubiertas, habían cintas amarillas de peligro, y entonces un sonido en el piso de madera... ¡Crack! Se desplomó el suelo a sus pies.
Continuará...
This one is for My Muse.
Love you so.
One of our days.
29/04/14