miércoles, 7 de junio de 2017

Caminemos

Ella era la indicada.
Yo era el indicado.
Ella flotaba entre nubes
mientras yo, admiraba sentado.

Solía verla como un niño enamorado
de la maestra de primer grado.
No había conocido tanta belleza y ternura
en alguien que estuviera a mi lado.

Un día decidí volar hasta ella
e invitarla un café.
Para cuando llegué, me dijo:
lo lamento no puedes volar en mi espacio.

Descendí hasta mi banquillo
a volverla a admirar.
No podía creer
que me había hablado.

Un día sin más me fui,
decidí no admirarle más.
Y fue cuando entonces
descendió.

Me dijo: Hola guapo, veo que te marchas
¿puedo entonces acompañarte a caminar?,
hace rato que lo estaba esperando.
Yo también te quiero admirar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario